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Buka. Benín. Noviembre 2013.
Algunas cosas del día a día en Buka
Jesús Trocóniz SMA

Hola familia:

A la semana de llegar os envié una carta para contaros mi viaje y el comienzo de este curso. Muchos me habéis contestado y después no os he enviado nada. No es que no he tenido vivencias o anécdotas para enviaros, pero a veces la pereza y otras no querer cansaros con mis experiencias, me han hecho guardar silencio.

Ya ha pasado mes y medio y quiero reanudar mi carta, aunque esta no sea muy larga. En primer lugar os diré que la salud se mantiene muy bien. Mis bronquios están si darme guerra por el momento y el paludismo me ha respetado.



 

Esta semana no está siendo muy buena

Esta semana no está siendo muy buena con los niños desnutridos. Me han presentado cuatro casos. Los cuatro han llegado en condiciones muy extremas.

El lunes un niño de unos 10 años. A penas se tenía de pie, pero consciente y con una mirada penetrante que daba lástima. Niño baribá, abandonado por la familia y una tía que lo recogió lo llevo con ella a un campamento peul. Lo han tenido en el dispensario de Buka varios días, no podían pagar los gastos de 113 euros y lo mandaban a casa porque no podían hacer más. Yo no los dejé marchar de casa. Pedí un taxi que venga a casa y los lleve donde las monjas de Nikki. La monja me llama para decirme que le han llevado al hospital central y que le están haciendo transfusiones. Ayer murió.

El domingo estuve diciendo la misa en Loubu. A la salida de la misa Michel, el catequista me dice que su ni ño otra vez está enfermo. Los llevé a Nikki y las monjas lo están remontando. El mismo día Mateo, el catequista de Kirikoube, a quien ya se le murió un niño desnutrido, me trajo a su otro niño que ya habíamos salvado in extremis. También las monjas lo están sacando adelante.

Ayer, mientras estaba en la siesta, vi pasar delante de mi ventana a Pierre, a quien os dije en la última carta, que un vendaval le tiró la casa mientras dormía y su familia estaba debajo. Aún no ha recuperado del todo la movilidad del brazo y, como es herrero, aún no puede trabajar. Me levanté para ver que quería y me dice que su hija está muy enferma. En el dispensario hace unos días le dijeron que no tiene sangre (que tiene una gran anemia), y que está peor. Les mandé prepararse, a él, su mujer y la niña y que vengan a la misión. La cara de la niña no parecía muy delgada, pero sí los bracitos y las piernas. Los ojos, los tenía blancos. De nuevo taxi , carta a la monja para que se haga cargo y a esperar. A las 10 de la noche me llama la monja para decirme que a pesar de las transfusiones de sangre, no han podido hacer nada y que la niña acababa de morir. Los cuatro casos son de los pobres de solemnidad. Resultado dos de cuatro esta semana.

Pero la verdad es que no he dormido bien…..Esta mañana después de misa me ocuparé de ellos.

No todo son dramas

Bien todo no son dramas o al menos no dramas de esta índole. Ayer por la mañana vino a misa una chica de Tanguieta. Es muy piadosa y pasó un buen momento delante del sagrario en oración. Después de misa se fue y al poco rato vino a contarme una historia. Su hermana pequeña dio a luz la víspera y no quiere aceptar la niña. ¿Porqué? Me dice que según su costumbre, el padre tiene que ver s la niña antes y presentársela a ella para que ella la acepte. ¿Qué quieres que haga? Si usted viene y hace de padre ella la aceptará. ¿Dónde está el padre? Es un alumno, está en Kalalé y no tiene dinero para venir. Bien, vamos pues a la maternidad.

Cuando llego a la maternidad, todo el personal sanitario sabe para qué voy, y me desean suerte, porque la madre, me dicen, es muy cabezona. La madre es una jovencita de 16 años, colegiala en primero de ESO. Está totalmente tapada, de la cabeza a los pies. La niña está en otra cama. Yo cojo la niña en brazos, digo que es muy bonita, que tiene una piel muy blanca, que podía ser mi hija, que se me parece y todos se ríen. Llamo a la madre y le digo que se quite el paño que le tapa la cabeza. Lo hace. Tiene los ojos vendados con un gran pañuelo y le pido que se lo quite y me hace caso. Parece que despierta de un sueño. Insisto en que me mire y le pregunto si me conoce, me dice que sí. Le digo que mira a la niña, que es su hija y que yo se la doy para que le alimente y la cuide. Ella le hace sitio en la cama y le da la teta. Tiene unos pechos desproporcionados para su edad. Ya le dije que con esos pechos puede alimentar muy bien a la niña.

Estas cosas también forman parte de mis ocupaciones. Hay otras buenas noticias, que dos amigas de Cáceres van a venir a pasar casi un mes a Buka, también me llegó dinero para hacer una gran capilla en Derasi y los trabajos de mantenimiento de la casa van bien.

Un fuerte abrazo de Jesús.